
28 de Marzo 2009 - Movistar Arena – Santiago de Chile
Por Rodrigo Ferrari, Fotografías Carlos Molina.
Lo del viernes en Arena Movistar, cuarta noche del Pepsi Fest, era un desafío. Una mezcla de artistas que si bien guardan relación contemporánea, distan de estilos en aquello que los generalistas llaman música ochentera. Porque, tal como el nombre de este sitio, seamos honestos: Blondie, Ricks Astley y A-ha no viajan en el mismo bus. Pero a lo que vamos, un Arena Movistar a toda su capacidad. Un público heterogéneo pero marcado por las 4 décadas y la guitarra aérea, digno de Las Urracas o algo por el estilo.
La selección del orden, creo, fue acertada y la velada musical se inició con una Debbie Harry ya entrada en años (63, recordemos que la última vez que vino, lo hizo con 58), pero no menos glamorosa a lo que nos tiene acostumbrado. Insisto en que el sonido en el Arena se aprecia de mejor calidad en la medida que más alto estés y la cancha no ayuda. Lo que ganas en cercanía lo pierdes en fidelidad. 'Hanging on the Telephone' abrió los fuegos, para seguir con éxitos como 'Atomic', 'Dreaming', 'María', 'The Tide is High”, 'Call Me', 'Rapture', 'One Way or Another', una batería de hits que dejaron a pocos pidiendo alguna canción en particular. También recurrió a su repertorio como solista con rolas como 'Two Times Blue' y tras un breve bis, cerró con 'Heart of Glass'. A pesar de las dificultades técnicas del inicio, una voz algo desgastada, Blondie se paró en el escenario como sabe hacerla, hizo lo que debía hacer y prodigó a su público -y al que aguardaba por el resto de los artistas- con un concierto de hora y cuarto correcto y una Debbie Harry menos vigente que antes, aunque no por lo mismo, como para olvidarla, a las mujeres no hay que olvidarlas nunca.


El público no se movió hasta el término de la interminable jornada, con tres artistas de una misma época, pero con estilos absolutamente distintos, y que por lo tanto reunió en un mismo recinto a una fauna de fanáticos para todos los gustos. Noche movida en el Parque O’Higgins y un festival que tuvo su noche bizarra, pero nadie se puede quejar, en este país hay shows y público para todos los gustos.